EL JOVEN DIABLO

UN JOVEN diablo llega corriendo a su jefe. Está temblando y le dice al viejo diablo:

-¡Hay que hacer algo inmediatamente, porque en la Tierra un hombre ha encontrado la verdad! Y una vez que la gente conozca la verdad, ¿qué le pasará a nuestra profesión?

El anciano se echó a reír y dijo:

-Siéntate y descansa, y no te preocupes. Está todo arreglado. Nuestra gente ya está allí.

-Pero -dijo él- yo vengo de allí y no he visto ni un solo diablo.

El anciano dijo:

-¡Los sacerdotes son mi gente! Ya han rodeado al hombre que ha encontrado la verdad. Ahora se convertirán en los mediadores entre el hombre de la verdad y las masas. Levantarán templos, redactarán las escrituras, interpretarán y distorsionarán todo. Pedirán a la gente que adore, que rece. Y en toda esa barahúnda, ¡la verdad se perderá! Ese es mi viejo método, que siempre ha triunfado.

Los sacerdotes, que representan a la religión, no son sus amigos. Son sus mayores enemigos, porque la religión no necesita mediadores: entre tú y la existencia hay una relación directa. Lo único que tienes que aprender es cómo entender el idioma de la existencia. Tú conoces los idiomas del hombre, pero no son los de la existencia.

La existencia conoce sólo un idioma, y es el del silencio.

Si tú también puedes estar en silencio serás capaz de entender la verdad, el significado de la vida, el significado de todo lo que existe. Y no hay nadie que lo pueda interpretar por ti. Todo el mundo lo tiene que encontrar por sí mismo, nadie puede hacer tu trabajo por ti. Pero eso es lo que los sacerdotes han estado haciendo durante siglos. Están interponiéndose como una muralla china entre tú y la existencia.

Hace sólo unos días, el Vaticano, el Papa, informó a todos los católicos: «Me vienen a contar, una y otra vez, que muchos católicos se están confesando directamente con Dios. No van al confesionario, al sacerdote. Declaró pecado el confesarse directamente con Dios. Os tenéis que confesar con el sacerdote; no podéis relacionaros directamente con Dios.» No dio ninguna razón porque no hay ninguna razón, excepto que el sacerdote tiene que conservar su profesión; y además él es el sumo sacerdote.

Si la gente comienza a abordar la realidad sin que los dirija nadie, sin nadie que les diga lo que es bueno y lo que es malo, sin nadie que les dé un mapa para seguirlo, millones de personas serán capaces de entender la existencia; porque nuestro latido es también el latido del universo, nuestra vida es parte de la vida de la totalidad. No somos extraños, no venimos de ningún otro lugar; estamos creciendo dentro de la existencia. Somos parte de ella, una parte esencial. Sólo tenemos que ser lo suficientemente silenciosos para poder escuchar aquello que no se puede expresar con palabras: la música de la existencia, la inmensa alegría de la existencia, la constante celebración de la existencia. En cuanto comienza a penetrar en nuestro corazón, llega la transformación.

Es la única forma de que alguien se vuelva religioso, no por ir a las iglesias que están hechas por el hombre, no por leer las escrituras que están hechas por el hombre. Pero los políticos han estado pretendiendo que sus escrituras sagradas están escritas por Dios. ¡La idea en sí misma es estúpida! Fíjate en las escrituras: no encontrarás en ellas ninguna firma de Dios. Encontrarás cosas que Dios no tiene ningún motivo para escribir.

Osho

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